domingo, 28 de abril de 2019

Reflexión: Marie Kondo y las bibliotecas personales

















Este último año ha sido el furor de Marie Kondo y del método KonMarie, esta japonesa autora, empresaria y consultora organizativa nacida en 1984 en Tokio; se ha vuelto sensación tras la publicación de su libro: La magia del orden (2011) y, más recientemente, la producción en Netflix"¡A ordenar con Marie Kondo!". Creo que estos datos ya los ponen en situación, no es necesario presentarla de una manera más extensiva ya que probablemente sepan más de esta gurú del orden que quien escribe. Sin embargo, al margen de que coincido en su filosofía de ordenar y no guardar cosas que no se utilizan o no tienen un valor, lo que más me interesa es la polémica vinculada a una pequeña frase que resultó teniendo un impacto en la comunidad tremendo ya que recomendaba no tener más de 30 textos por casa. Esta sugerencia rodó por redes sociales de manera incansable, deformándose al punto que llegaron a acusarla de haberse convertido en una versión real de Fahrenheit 451, comprendiendo que ella quería botar o quemar los libros que hacían espacio en sus casas. La polémica tomó tal magnitud que la autora no solamente tuvo que aclarar su punto de vista en una entrevista con IndieWire: “lo más importante a la hora de ordenar es pensar siempre en lo que tienes y descubrir el sentido del valor, lo que valoras tiene que ser lo realmente importante”; sino que además tuvo que referirse específicamente a esto en un pasaje de su nuevo libro The Life-Changing Magic of Tidying Up (2014), en el cual aboga por conservar los objetos que transmiten alegría a los individuos, sugiriendo que su opción de mantener 30 libros por casa no debe ser igual para todos. Además de enfatizar que aquellos libros que no quieras deben ser donados, no destruidos. 




Al margen de la polémica lo que me interesa de esta sugerencia es lo acertada que es, no fijándonos un número específico, pero si manteniendo la esencia: tener solo aquello que nos produzca felicidad. Remontándome atrás en el tiempo cuando era adolescente y tenía poco presupuesto hubiera dado muchas cosas por tener una biblioteca abarrotada, sobre todo porque una biblioteca es un lindo símbolo: de sabiduría, madurez y hasta cierto aire sofisticado. Cuando arranqué a consumir booktube, comencé este blog y mi cuenta en instagram dedicada a mis lecturas, seguía queriendo esa biblioteca abarrotada y estaba en vías de obtenerla, ya que contaba con más presupuesto al comenzar en el mundo laboral. Sin embargo, los que me siguen en instagram sabrán, que el año pasado armé un paquete de donación de libros y vendí otros ejemplares, estaba cansada de ver ciertos títulos que sabía que no iba a leer, que no me habían gustado o que había conseguido en mejores ediciones, ¿qué cambió?. Muchas cosas cambian en la vida de una persona en el correr de pocos años, en mi caso no estoy siguiendo el método KonMarie pero siempre me gustó tener todo ordenado, quizás porque en casa de mis padres tiene la cualidad de ser la antítesis de todo lo que pregona Kondo. Cuando llegó el momento de mudarme a vivir en mi espacio, que aclaro es un apartamento pequeño, lo más difícil de mudar fueron los libros. Se veía tan ordenados en mi antiguo cuarto y cuando los comencé a guardar en cajas para trasladarlos no paraban de aparecer, incluso libros que había olvidado que tenía o que había comprado hace milenios y seguía sin leer. Las cajas más grandes y pesadas terminaron siendo de libros lo cual me dió la primera pista que algo no estaba funcionando. Los primeros meses de una primera mudada son complicados, aveces faltan muebles o no has encontrado la mejor disposición, pero allí están las pilas de libros. Entonces es cuando comienzan los cuestionamientos, ¿alquilo la casa para mi o para los libros?, ¿voy a necesitar mudarme a un lugar más grande solamente porque no tengo espacio para los libros?. Si fuera millonaria sería sencillo, en este caso no puedo darme el lujo de tener una biblioteca pública en mi casa para uso personal y, lo más importante, tampoco es algo que me gustaría.



En este momento estoy armando una lista de libros para donar y otros para intentar vender, ediciones viejas, libros que no me gustaron, que no voy a leer nuevamente. Las donaciones pueden ser recibidas en los centros de enseñanza, en las bibliotecas barriales, en un asilo de ancianos, dejarlos en la plaza en una tarde soleada o dejarlos al lado del contenedor de basura. Las opciones son muchas, obviamente no creo que pueda conservar solo 30 como recomienda Marie Kondo, pero quiero conservar solo aquellos que me interese, ya sea porque me gusta el autor/a, la temática o tenga ediciones de lujo. Hay libros que son invendibles como mi triste edición de la Divina Comedia de Dante con una tapa azul eléctrico que te provoca cualquier cosa menos querer leerla, epro es un libro útil para un centro educativo. Los libros más nuevos los vendo por mercado libro (o lo intento) y utilizo el dinero para comprar otros libros, de esta manera, si bien siempre se pierde la inversión original, al menos recupero algo de dinero, lo mantengo en movimiento.




¿Cómo manejan el espacio y los libros?

¿Podrían elegir solo 30 libros para dejar en su biblioteca?

4 comentarios:

  1. ¡Hola Lucía!
    Tal y como mencionaste, cuando un libro no me gusta suelo regalarlo, donarlo a alguna biblioteca, etc. Este año por ejemplo fui a la playa una tarde y me tomé un momento para dejar un par de libros en perfecto estado (y modernos) en las heladeritas que han hecho para dejar y llevar libros.
    A la que fui no tenía muchos libros para adolescentes, por ende dejé sin tomar nada a cambio.
    Con respecto a la pregunta de como manejo los libros y el espacio, por ahora solo tengo dos bibliotecas de cinco estantes cada una, espero no superarme de esa cantidad. Por ende una vez cada tanto tiempo realizo una limpieza y me deshago de libros que ya no planeo utilizar o no me han gustado cuando he invertido en ellos.
    No solo por el hecho de lo que implican el espacio que ocupan los libros, sino por las estanterías también, al tener mayor cantidad de libros se necesitan muebles más grandes y si una casa posee espacio reducido es bastante complicado tener una cantidad enorme de libros.
    Por ahora debo tener casi 200 libros y espero no necesitar nuevas bibliotecas, por ende cada tanto también cambio la organización de los libros para poder utilizar todo el espacio, sin desperdiciar ni causarle daños a los libros ya que suelo comprarlos de segunda mano o algunas ediciones son demasiado frágiles.
    Me ha encantado esta entrada que invita a la reflexión acerca del consumo, el espacio y la cantidad de libros.
    Con respecto a tener solo 30 libros, creo que podría hacerlo, me llevaría mucho tiempo decidirme por cuales serían pero prefiero esos 30 libros a no tener ninguno (que en una época me sucedió)

    ¡Un abrazo y un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. PD: te he nominado a un TAG y por si te apetece hacerlo te dejo el link aquí.
      Las lecturas de Gilead: TAG Liebster Award.

      ¡Un abrazo y un beso!

      Eliminar
    2. Hola Giorgina
      Se nota que te gustó la entrada jaja. Es un tema que da para reflexionar e intercambiar opiniones, incluso para revisar nuestras propias conductas de forma crítica, que es lo más enriquecedor. Por eso me molestó cuando las redes se picaron un poco con La Mary, cuando planteó lo de los 30 libros.

      ¡Voy a chusmear el TAG en el que me nominaste!
      Gracias por pasar a leer ;)
      ¡Beso!

      Eliminar
  2. Hola Lucía! Qué bueno volver a leerte! En primer lugar felicitarte por traer este tema y plantearlo así, tan claro.
    Hace mucho tiempo que ando con estas cuestiones en la cabeza, no sé si nosotros "simples mortales" que no nos relacionamos con los objetos de la manera en que lo hacen los japoneses podemos comprender cabalmente lo que plantea la Kondo.
    No tengo problemas con la cantidad de libros que viven en mi biblioteca, ni siquiera me preocupan los que todavía esperan ser leídos, aunque me costó muchísimo hacer cada mudanza, creo que en mi caso es un capital intelectual y material que quiero tener.
    Lo que me inquietaba, por eso estoy trabajando en eso, es la acumulación desmedida, la necesidad incomprensible de adquirir "novedades" que se quedarían compitiendo con el polvo en las estanterías.
    Por eso decidí parar de comprar libros y, aunque en abril compré dos, no fueron de ficción y si de ensayo.
    Siempre que sacó polvo a las estanterías encuentro tres o cuatro libros que compré por impulso, y que termino regalando porque como los subrayo se hace más difícil venderlos.
    Termino por acá mi comentario pero me voy pensando.
    Abrazo

    ResponderEliminar