Sinopsis, El túnel:
La historia es narrada por Juan Pablo Castel que está preso por asesinato, es un pintor que cae en las profundas espirales de su obsesión por María Iribarne, luego de cruzarla en una de sus exposiciones, de ahí en más una sucesión de hechos que llevarán al protagonista a consumar su crimen, este libro es una puerta abierta para internarnos en su mente frenética, oscura y tremendamente solitaria.Sobre el autor:
Ernesto Sabato nació en Rojas,
Provincia de Buenos Aires, Argentina en 1911. Fue doctor en ciencias físicas y
matemáticas, aunque abandona esta disciplina para dedicarse a la escritura
creando así obras que abarcan desde los ensayos a la novela. En sus últimos
años se aleja de la escritura por problemas en su vista comenzando una
producción artística en la pintura.
Su personalidad y sus obras dejaron
una huella imborrable en la cultura Argentina, no solo por el impacto y
reconocimiento de sus obras, sino también por haber presidido entre el 84 y el
85, por solicitud del entonces presidente de dicho país Raúl Alfonsín, la Comisión Nacional sobre la
Desaparición de Personas (CONADEP) con la cual se encargaría de investigar los
crímenes de lesa humanidad sucedidos en la dictadura y que quedarían reunidos
en el libro Nunca más. Además es el segundo Argentino, después de Jorge Luis
Borges, en recibir el Premio Miguel de Cervantes, entre otras muchas
premiaciones a lo largo de su longeva vida.
Fallece en Buenos Aires en 2011.
Los
personajes:
Un dato por demás curioso es que en
esta obra sabes desde la primera línea como termina, es decir, no sabemos como
los cursos de las acciones han devenido para que se suceda la tragedia y eso es
lo interesante, el transcurso y no el punto final. Nos invita a adentrarnos en
la mente del confeso asesino y no a tratar de deducir quien es.
Juan Pablo Castel es un pintor, es
un obsesivo, tiene una mente frenética, calculadora, es oscuro y posesivo. Nos molestarán
tremendamente sus actitudes, su manera de retorcer hasta el más mínimo hecho,
esa tendencia a diseccionarlo todo para analizarlo, a sospechar de cada gesto.
Sin embargo es un protagonista perfecto, en el se centran los aspectos más
oscuros de la obsesión humana y de la cual es tremendamente consiente.
Esa conciencia de nuestro
personaje, es decir no es ningún tonto se sabe obsesionado, es lo que permite
que tenga momentos de reflexiones brillantes que no quedan desfasadas ni fuera de lugar. Esta característica de
inteligencia y maldad, esta contradicción perpetua en la obra permite que a
través suyo se plasmen cuestiones referentes al existencialismo, incluso
cuestiones metafísicas y un pesado pesimismo que nos puede agobiar por
momentos.
“Trataré de relatar todo imparcialmente porque,
aunque sufrí mucho por su culpa, no tengo la necia pretensión de ser perfecto.”
Con esta frase podemos tener ya una
pincelada de la vanidad sin límites de nuestro protagonista, él que ha sufrido
demasiado tratará de contarnos con justicia como ha llegado a matar a otra
persona.
María Iribarne por otra parte es el
objeto de la obsesión, de deseo, es la perseguida, la acosada, la amada. El
objeto que nuestro protagonista quiere diseccionar y comprender absolutamente,
y que a pesar de todos sus intentos es incomprensible para él, no puede obtener
la experiencia de su mente. Este personaje también nos puede llegar a molestar
profundamente, ya que ella nunca huye de él completamente, lo perdona, lo
soporta, le da nuevas oportunidades, aguanta sus celos, sus acosos. Pero esta
extraña pasividad suya no es sino complicidad, María también juega este juego,
ella es casada y le divierte la aventura que Juan Pablo representa, y sus
intentos infructuosos por poseerla.
Nosotros, al igual que Juan Pablo,
no podemos acceder a la mente de María y desconocemos sus verdaderas
motivaciones, sus búsquedas, ella para nosotros es tan enigmática como lo es
para nuestro protagonista.
Trasfondos
temáticos:
En esta obra además de la obsesión
sin límite y del acercamiento a la psicología de la mente perturbada de nuestro
protagonista podemos encontrar también críticas de diversas índoles, como la
observación que Juan Pablo hace de ciertas esferas de la sociedad de Buenos
Aires en ese momento, como ve frivolidad o simpleza vacía.
Otro de los grandes trasfondos que
se hace presente es el existencialismo, a través de nuestro protagonista que se
pregunta en varias oportunidades sobre el significado de la vida.
“A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo,
que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores,
crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos,
morimos, mueren y otros están naciendo para volver a empezar la comedia
inútil.”
Tanta locura, obsesión y frenesí no
está exenta de un pesado pesimismo, de esa imposibilidad del cambio hacia el
bien, de ver algo de luminosidad en la vida.
“El
agua sucia, abajo, me tentaba constantemente: ¿para qué sufrir? El suicidio
seduce por su facilidad de aniquilación: en un segundo, todo este absurdo
universo se derrumba como un gigantesco simulacro, como si la solidez de sus
rascacielos, de sus acorazados, de sus tanques, de sus prisiones no fuera más
que una fantasmagoría, sin más solidez que los rascacielos, acorazados, tanques
y prisiones de una pesadilla.”
Sábato tampoco se privó de añadir
preguntas metafísicas, y nuevamente la construcción de Juan Pablo como
personaje hace funcionar las interrogantes sobre la realidad, él que justamente
está inmerso en un mundo aparte y puede ver las fracturas que lo separan.
“Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo
pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es
ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al
derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fue una
cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y
tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo
donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente (…)”
Incluso la frase que da título a
esta novela está asociada a una visión desfigurada de la
realidad, él que siente que ha estado y está en un plano diferente, incapaz de conectar
plenamente con las demás personas que lo rodean de una manera honesta y solo María
había roto aquella regla universal en su vida.
“En todo caso había un solo túnel, oscuro y
solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud,
toda mi vida.”
El amor por supuesto merece una
mención especial dentro de las temáticas que alcanza este libro. ¿Quién no ha
perdido la cabeza por amor? ¿Dónde está el límite entre amor y obsesión? Aquí,
aunque deformado, grotesco e incluso deshonesto, encontraremos un planteo
interesante del amor en la mente de un obsesivo.
“Sentí que el amor anónimo que yo había alimentado
durante años de soledad se había concentrado en María.”
Finalizando:
Es una gran lectura, aunque sus
personajes pueden llegar a fastidiarnos profundamente. No solo por sus comportamientos,
sino porque al acceder al relato en primera persona de Juan Pablo, el cual es
un delincuente indiscutido y confeso, leer página tras página en donde deja ver su dolor, su soledad, sus disculpas, sus escusas, su falta de pretensión de hacer un daño tan
verdadero y definitivo; podemos caer en el
engaño de perdonarlo, de aceptar sus disculpas, sus escusas, entender su dolor
y esa manera tan egoísta de reaccionar.
He leído algunos comentarios aquí y
allá en donde se opina que el libro es una apología al maltrato a la mujer, a
las relaciones tóxicas y al machismo. Discrepo absolutamente con tales
visiones, creo que sí nos permite acercarnos a esas situaciones, tener un punto
de vista privilegiado desde adentro, pero jamás las disculpa ni las justifica, el resto de
los personajes reacciona horrorizado ante tales actos y nuestro propio asesino
se entrega él mismo a la comisaria.
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