SINOPSIS
Este libro no es ni pretende ser una guía, un manual. Es, como la autora nos comenta, una autobiografía en donde nos desvela como fue su proceso personal para ser “mujer”, un compendio de las peripecias que la ayudaron a aceptarse y entenderse. Todo impregnado de humor y profundas reflexiones feministas, un viaje en retrospectiva muy interesante.
SOBRE LA AUTORA
Periodista y escritora, nació en Reino Unido en 1975. Participa en distintas publicaciones como The Times y Saturday. Ha recibido múltiples premiaciones a su labor periodística por la Prensa Británica como: Columnista del año (2010), Critica del año (2011) y Entrevistadora del año (2011). El Club de Prensa de Londres la premió como Columnista del año (2012) y ganó el Comment Award por Comentarista de Cultura en (2013).
COMENZANDO
Hacer un análisis o reseña a un libro de no ficción tiene su complejidad, las anécdotas que cuenta Caitlin creo que es mejor leerlas directamente, me arrancó varias carcajadas que no tiene sentido que arruine, ya que la finalidad de esta entrada es que si aún no han leído este libro, lo hagan. Por este motivo prefiero concentrarme directamente sobre sus comentarios sobre feminismo y sobre el rol de la mujer en la actualidad, los cuales demuestran que Caitlin está informada sobre el tema y que ha reflexionado bastante.
PORNOGRAFÍA
No es un tema tabú en este libro y tampoco lo aborda en términos de critica furibunda, sí ve defectos en esta mega industria actual que está constantemente humillando el rol femenino, sin embargo defiende la pornografía como lo que podría ser.
“La idea de que la pornografía es intrínsecamente explotadora y machista es absurda: la pornografía no es más que “follar”, al fin y al cabo. Practicar sexo no es un acto machista, así que la pornografía tampoco puede ser, en sí misma, intrínsecamente misógina. Así que no. La pornografía no es el problema. Las feministas exaltadas no tienen nada en contra de la pornografía. El problema es la industria pornográfica. Todo en ella es tan ofensivo, esclerótico, deprimente, emocionalmente empobrecedor y contradictorio como cabría esperar en una industria que no está regulada, y cuyo valor, calculando muy por lo bajo, sería de unos treinta mil millones de dólares. Ninguna industria ha ganado jamás esa cantidad de dinero sin ser excepcionalmente ramplona y grosera.”
FEMINISMO Y ACTUALIDAD
Por supuesto este tema no podía estar ausente. ¿Qué pasa con la palabra “feminista”? Caitlin ve rechazo, hay datos fríos que lo demuestran, hay malos entendidos y contradicciones en cuanto a que significa este concepto. Nada más basta ver cómo ha surgido la atroz palabra “feminazi”, que equipara el empoderamiento de la mujer con uno de los regímenes más sangrientos de nuestra historia, para darnos cuenta que hay un problema.
"Cuando las estadísticas señalan que sólo un veintinueve por ciento de las mujeres norteamericanas se describirían a sí mismas como feministas, y solo un cuarenta y dos por ciento de las británicas, yo solía pensar: ¿Qué creéis que ES el feminismo, señoras? ¿Qué aspecto de la "liberación de la mujer" no va con vosotras? ¿Es el derecho al voto? ¿El derecho a no ser propiedad del hombre con el que te casas? ¿La campaña por la igualdad de salarios? ¿El Vogue de Madonna? ¿Los vaqueros? ¿Todo esto tan cojonudo TE PONE DE LOS NERVIOS? ¿O sólo ESTABAS BORRACHA EL DÍA QUE TE HICIERON LA ENCUESTA?"
Esto implica que las mujeres, que equivalen a la mitad de la población mundial, no están seguras de sí está de su propio lado, de si quieren libertad, derechos básicos, igualdad salarial o equidad laboral, etc.
“Pero también entiendo por qué las mujeres empezaron a rechazar la palabra “feminismo”. Acabó siendo invocada en tantos contextos inadecuados que, quien no estuviera al tanto de los objetivos principales del feminismo, e intentara averiguarlo por las conversaciones que lo rodeaban, creería que era una combinación poco atractiva de misandria, amargura e hipocresía, partidaria de la ropa fea, del malhumor y, seamos realistas, de que no hubiera sexo.”
“EL AMOR ES EL OPIO DE LAS MUJERES”
Esta polémica frase pertenece a la escultora, escritora y feminista Kate Millet. Como no podía ser de otra manera es un tema candente, la construcción cultural de la mujer en nuestras sociedades ha llevado a la naturalización de roles de género, las niñas no saben caminar pero ya les han comprado bebotes y cochecitos, ya utilizan vestidos rosas y las sientan frente a películas sobre princesas. La mujer que no respeta ciertos preceptos sobre feminidad es la “machona” y quien no se casa es la “solterona”, términos peyorativos y estigmatizantes.
“Junto con la ropa interior, el amor es una tarea de mujeres. Las mujeres se tienen que enamorar. Cuando hablamos de las grandes tragedias que pueden ocurrirle a una mujer, una vez descartadas la guerra y la enfermedad, la idea que más nos estremece es la de no ser amada, y por lo tanto que no nos necesiten. Es posible que Isabel I estableciera las bases del imperio británico, pero nunca se pudo casar: pobre y pálida reina cubierta de mercurio. Jennifer Aniston es una hermosa triunfadora millonaria que vive en una casa junto a la playa, en Los Ángeles, y nunca tendrá que hacer cola para devolver unas botas en Topshop resfriada; y, sin embargo, toda su treintena se describió como la década en que no fue capaz de retener a Brad Pitt, y luego a John Mayer. La princesa Diana, ¡con tanta mala suerte! Cheryl Cole, ¡sola! Hilary Swank y Reese Wihterspoon…, bueno, ganaron un Oscar, ¡pero sus maridos las abandonaron!.”
Aquí aparece otro fantasma que es equiparable a la “solterona”, me refiero a la “mujer sin hijos”, otra gran fuente de estigma social.
“Pero decidir no tener hijos es algo muy, muy duro para una mujer: el ambiente no es nada propicio para decir “Opté por no tener”, o “Parece un poco horrible, para ser sincera”. Llamamos a esas mujeres “egoístas”. La percepción de la palabra “sin hijos” es negativa: de carencia, de pérdida. Nos imaginamos a las no madres como lobas errantes solitarias, merodeando por ahí, tan peligrosas como varones adolescentes o como hombres. Hacemos sentir a las mujeres que su historia ha llegado a un punto muerto en la treintena si no “rematan las cosas” como es debido y tienen hijos. Tanto hombres como mujeres se han convencido de algo doloroso: que, por alguna razón, las mujeres están incompletas sin hijos.”
FINALIZANDO
El libro es interesantísimo, fresco, agradable y fluido. Aquí he puesto unas pinceladas de lo mucho que hay en él, no faltan temas como el aborto, la muerte, la maternidad, el matrimonio, etc. Creo que es un libro que vale la pena leer para entender las problemáticas del género y para entender las problemáticas a las que se enfrenta el feminismo actual, del que también Caitlin es muy critica. Todo, nutrido además, con momentos totalmente bizarros cosechados de su propia historia personal.
Hola Lu! Lo tengo y todavía no lo he leído. Me gusta el tono humorístico, creo que no le quita valor a las reivindicaciones pero acerca a mujeres comunes que desconocen la jerga del movimiento feminista.
ResponderEliminar"Un libro para ellas " ahora no recuerdo el nombre de la autora también trata esta temática desde el humor.
Cuando lo lea vuelvo para intercambiar figuritas. Besos
Hola Laura!
EliminarExactamente facilita un poco la temática, que teóricamente es muy profunda y tediosa, Judith Butler, Simon de Beauvoir, etc, no son para nada sencillas de leer.
El libro que mencionas va a ser mi siguiente lectura, ya lo tengo en el kindle y todo xD
Gracias por tu comentario.
Beso.
¡Hola Lucía! Sinceramente no conocía ni al libro ni a la autora, pero tu reseña me dejó con muchas ganas de leerlo. Espero poder leerlo pronto :)
ResponderEliminar¡Un beso!
Hola Santiago!
EliminarEstoy segura que te va a gustar, además cuenta de maneras muy cómica ciertas anécdotas que de por si son bizarras, se vuelve ameno y entrañable xD
Gracias por pasar por mi blog.
Nos leemos, besos.